13/9/10

Fetichismos no dolorosos.

fetichismo.
1. m. Culto de los fetiches.
2. m. Idolatría, veneración excesiva.
3. m. Psicol. Desviación sexual que consiste en fijar alguna parte del cuerpo humano o alguna prenda relacionada con él como objeto de la excitación y el deseo.
  



No puedo estar más en desacuerdo con la última acepción que la RAE da al fetichismo, porque, a ver si lo he entendido: el sexo con nata BIEN, pero el sexo con tacones es una DESVIACIÓN. ¿Acaso todos no tenemos tendencia a endulzar nuestros hábitos sexuales con elementos ajenos a lo usual?  ¿Somos unos "desviados"? ¿Somos unos censores cínicos por miedo a la libertad?

Como diría una amiga mía: Queridos follanautas, hagan lo que sea necesario con respeto para complacer los rincones más "oscuros" de nuestra inquieta mente, que por mucho que diga la RAE, el sexo con tacones es excitante, la comida y el sexo conjugan a la perfección y los pies son los grandes olvidados de la sensualidad. 

Moraleja: El sexo cuanto más moralmente sucio sea, más divertido resulta.
Pregunta: ¿Algún fetiche?



14/8/10

Proyecto Hombre

Hay veces en las que uno se conoce mejor a través de otras personas que mirándose al espejo, y hay otras veces que esas personas hacen que destruyas tu propio reflejo porque te molesta verte tal y como eres.

Sabes que no es sano, sabes que no deberías y, sin embargo, sigues dejándote atraer hacia el sufrimiento como son atraídas las polillas a la luz. ¿Cómo uno se desengancha de eso? ¿Existe un Proyecto Hombre para los adictos a los problemas sentimentales? ¿Es ese comportamiento acaso síntoma de estupidez? ¿Sólo un clavo saca otro clavo? A veces ni Black&Decker tiene la solución.

4/8/10

Inauguración.

Recuerdo cuando todavía era una niña inocente que se había creído a pies juntillas todo lo que Disney le había aleccionado sobre las relaciones personales, el sexo y el amor; cuando lo único que importaba era ser moralmente digna con la esperanza de que algún día llegara esa persona que quisiera amarla hasta el fin de sus días; cuando las escenas íntimas en televisión le hacían ruborizarse y tartamudear; cuando era embarazoso que se notara que gustaba de un chico de clase; cuando renegaba de su parte latente de mujer apasionada...

De repente, abrí los ojos y tiré todas las cintas VHS y los tabúes. Ya no me ruborizo, ahora grito de placer.

¡Qué lejos ha quedado todo aquello! (y cuan feliz soy)


* Bienvenidos.